5 de julio de 2024

Te Deum

“A ti, oh Dios, te alabamos,

a ti, Señor, te reconocemos.

A ti, eterno Padre,

te venera toda la creación.”

Así comienza este bellísimo himno litúrgico compuesto, originalmente, en latín. Es conocido, también, como «Himno Ambrosiano», pues se dice que san Ambrosio de Milán lo compuso, en común con San Agustín de Hipona (387 d.C.), mientras le proporcionaba el bautismo. Dice la tradición que san Ambrosio lo entonaba y san Agustín iba respondiendo a sus versos, inspirados por el Espíritu Santo.

Este cántico forma parte de la Liturgia de las Horas, se suele entonar en momentos de celebración, como las misas de canonización, la ordenación de presbíteros, etc. Los cardenales lo entonan, tras la elección de un Papa y, él, al finalizar cada año.

Quiero llamar la atención a lo fructífero de este himno de acción de gracias, en momentos importantes de la espiritualidad de la cruz, nos dice la Beata Conchita Cabrera que, cuando se entregaron las constituciones y se colocaron las dos primeras piedras del Oasis de hombres y mujeres, el padre Félix lo recitó dos veces,uno, por las constituciones y, otro, por las piedras.

Días más tarde, lo rezaron juntos al recibir noticias importantes, acerca de las obras de la cruz, escribe Conchita, “Rezamos el Te Deum, con todo nuestro corazón. Aquel “puede venir” encierra, para mí, un mundo de martirios y de esperanza”. Nosotros bien sabemos la culminación de las obras.

Los invito a entonar con alegría y fe este hermoso himno, unirnos como iglesia peregrina a los ángeles y a los santos, para alabar al Señor en su trono. Cada una de sus estrofas es una alabanza a Dios, en prosa rítmica, que ha tenido muchas versiones, desde un canto gregoriano a una versión más moderna, como la que podrán oír en el enlace adjunto.

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