3 de julio de 2024

Ligeros de equipaje

Llamó Jesús a los Doce, los envió, de dos en dos, y les dio poder sobre los espíritus inmundos. Les mandó que no llevaran nada para el camino: ni pan, ni mochila, ni dinero en el cinto, sino únicamente un bastón, sandalias y una sola túnica. (Marcos6,7-9)

Así es el camino misionero, es ir, partir, darse, acompañar, caminar, es decirle sí a Jesús; salir de uno mismo, encontrarte con el hermano, poner a disposición tu tiempo, fuerza, llevar a Jesús en el corazón, para compartirlo con la alegría de los niños, con las preguntas, dudas de los jóvenes, con la espera de los adultos y con la sabiduría de los mayores.

¿Qué necesitamos para ser misioneros? ¡Un corazón dispuesto! En la vida, lo necesario para el camino cabe en una mochila, no necesitamos más que las palabras ¡aquí estoy, envíame a mí! se conviertan en la respuesta.

A tu regreso, no serás el mismo. Lo vivido te hará darte cuenta de que, quizás, “los necesitados no son ellos, sino nosotros que, viviendo en la abundancia y con mejores condiciones, nos quejamos de todo y no sabemos apreciar tantas cosas que tenemos”.

Abrirse a los diferentes estilos y culturas será el principal desafío de un misionero, pero, al mismo tiempo, se convertirá en una renovación, en romper esquemas. Los límites nos los ponemos nosotros. En la universalidad de la Iglesia, todos somos uno, somos hermanos, no hay razón para establecer barreras, el que menos tiene te comparte mucho mas, porque te comparte su vida, sus heridas, sus dolores, sus alegrías.

Una vez, se le preguntó a la Madre Teresa qué pensaba hacer, cuando ya no fuera la Madre General y ella contestó “soy excelente limpiando letrinas y desagües. No importa lo que hagamos, sino el amor con que lo hagamos”. Las palabras siempre serán amor y entrega

Hagamos, de nuestra vida, una misión, reflejemos a Cristo en nuestras actividades, comunidad, trabajo y salgamos de nuestra zona de confort. Como decía el P. Félix de Jesús, ser enviados a un lugar, donde Jesús necesite que vayamos a conjugar todos los verbos, pero el más importante, Amar.

Esta experiencia nos hará comprender que, nuestro envío, lo tenemos desde el bautismo. En virtud de los dones que nos ha dado el Señor, somos instrumento vivo de la misión. No vamos solos, Jesús nos marca el camino, nos prepara, nos envia con nuestro equipo misionero. Si de pronto algo se vuelve muy difícil, encontraras en tu compañero una palabra de ánimo. Caminando juntos, encontraremos el apoyo, para hacer frente a cualquier situación. Nos vamos ligeros de equipaje, porque regresamos con un corazón colmado de amor.

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