1 de julio de 2024

¡Vive tu fe!

Hoy en día, es muy común introducirnos en otras filosofías o “religiones” y hacemos una mezcla de creencias: en vez de despedirnos de las personas con un, “que Dios te bendiga”, es más común oír, “te mando buenas vibras”; en vez de felicitar a alguien diciendo, “feliz cumpleaños, que pases un día muy bendecido”, escuchamos frases como, “que tu nueva vuelta al sol esté llena de salud, prosperidad y bendiciones”. Y se nos hace tan común y natural, que un, “Dios te bendiga”, nos suena raro.

Lo terrible de esto es que no nos damos cuenta de cuál es realmente la fe que profesamos.

Debemos preguntarnos ¿conocemos realmente nuestra religión? ¿Somos cristianos católicos por convicción personal o por tradición familiar? ¿Realmente conozco y profeso la religión que tengo? ¿Me interesa conocer bien quién es Jesús?

Reflexionemos ¿por qué dedicamos tanto tiempo en conocer otras religiones y, sobre la nuestra, somos ignorantes? ¿Qué pasaría si, también, le damos oportunidad y tiempo a nuestra fe católica y a Jesús, de conocerla bien y decidir responsablemente el camino y la fe que queremos seguir?

Para vivir nuestra fe, es necesario entenderla bien y, para amar realmente a Jesús, es indispensable conocer quién es Él ¿Cuál es su origen y su misión? ¿Cómo fue su vida? ¿Qué hizo y cuáles son sus enseñanzas y sus propuestas?

A Jesús, no se le puede conocer solo a la luz de nuestra razón e inteligencia. Es necesario que el Espíritu Santo nos infunda fe y que nos revele, poco a poco, la voluntad de Dios en nosotros.

Cristiano quiere decir ser discípulo de Jesús. Ser católico es pertenecer a la Iglesia, que nació en Pentecostés por la predicación de los Apóstoles. Es necesario que hagamos una opción personal para vivir bien nuestra fe.

Ser discípulo de Jesús significa conocerlo, amarlo, vivirlo y proclamarlo. No amamos, lo que no conocemos; no seguimos, lo que no amamos; y, no proclamamos, lo que no vivimos.

Hagamos vida esta oración, del Padre Salvador Carrillo Alday, M.Sp.S.

“Padre: Al comunicarme vida en este mundo, en mi país y en mi tierra, me encomendaste, también, una misión que cumplir. Concédeme, Señor, Creador del cielo y de la tierra, realizar el proyecto de vida y santidad que eternamente pensaste para mí. Amén”.

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