5 de julio de 2024

Un viaje en jet

“Sí tuvieras un jet ¿Me lo regalarías?”

Alguna vez, alguien me preguntó ¿cómo podía hacer y lograr tanto? Para dar un contexto a esta pregunta, he de explicarles que soy relativamente joven; sin embargo, he logrado algunas cosas que el mundo considera “impresionantes”: diplomas, becas, dos carreras profesionales… La gente dice que no he acabado algo, cuando ya estoy en el siguiente gran proyecto. 

La realidad es que nunca había podido dar una respuesta concreta; “es cuestión de organizarse” me decía para engañarme, hasta que encontré mi jet.

Un jet es el avión más lujoso que puedes encontrar, puede llegar a viajar a 1154 km/h y, en menos de lo que esperas, tienes cualquier parte del mundo en tus manos. ¿Te imaginas? Cualquier parte del mundo, cualquier sueño, a la hora que quieras, en tan solo un segundo.

¿Realmente tengo un jet?  Sí, el amor de Dios.

Dios nos demuestra su amor, a través de dones y carismas que nos da al momento de planearnos; es decir, al principio de los tiempos. Y, además de regalarte esto, te da la opción de usarlo para lo que tu desees. No hay ningún sueño, que esté dentro de tu corazón, que Dios no te haya dado, sabiendo que tienes el don para alcanzarlo.

¿Por qué hay gente que avanza y otra que no? Mi respuesta es tan sencilla como “porque no cree”. Si Dios cree en ti, ¿por qué tu no?

¿Por qué hay gente mala que avanza? Porque tu eliges en qué usar aquello que Dios te regala y basarlo en su amor o en tu beneficio propio.

Conocer el amor de Dios es algo tan grande, maravilloso y único que no hay nada que pueda impedirte alcanzar ese sueño. El amor te da un jet para que tu llegues a donde quieras, sabiendo que Él estará ahí, presente en cualquier turbulencia.

¿Cuál es mi secreto para hacer tanto, en tan poco tiempo?  Que confío tanto en el amor de Dios que, si hoy tuviera que abandonar todo lo que tengo por estar con Él, lo haría. Así, como el dio su vida por mí, yo la daría por Él.

«Aunque tuviera el don de profecía y descubriera todos los misterios, — el saber más elevado – aunque tuviera tanta fe como para trasladar montes, si me falta el amor, nada soy. Aunque repartiera todo lo que poseo e incluso sacrificara mi cuerpo, pero para recibir alabanzas y sin tener el amor, de nada me sirve.» 1 corintios: 2-3

Y es que, quizá, suene muy loco, pero es que, si el mundo te conociera como yo te conozco, también se enamoraría de Ti.

Deja un comentario