3 de julio de 2024

El verdadero pan de vida

Lo más lejano al pensamiento de Jesús es la mediocridad, la respuesta a medias, el no hay que exagerar, no es para tanto. La plenitud en el Evangelio se llama santidad.

Y, cuando hablo de santidad, hablo de proceso, camino, dinamismo. Es propio de ella la mezcla de bondad y exigencia como aliento. Continuar y no volverse atrás. Poner la mano en el arado y no echar la vista atrás, hasta llegar a las puertas del paraíso, en la medida que se ha hecho el recorrido del amor, el servicio, la fraternidad y la solidaridad.

En el capítulo Jn 6, 24-35, en torno al pan, nos dice que el pan es vida, el pan fue un regalo de Dios a su pueblo en el desierto, el pan verdadero es el mismo Jesús.

“No trabajen por ese alimento que se acaba, sino por el alimento que dura para la vida eterna y que les dará el Hijo del Hombre… la obra de Dios consiste en que crean en aquel que Él ha enviado… la gente le preguntó a Jesús: ¿Qué signo vas a realizar Tú, para que lo veamos y podamos creerte?… Jesús les respondió: Yo les aseguro que no fue Moisés el que les dio el pan del cielo; es mi Padre quien les da el verdadero pan del cielo… Entonces, le dijeron: Señor, danos de e

Lo más lejano al pensamiento de Jesús es la mediocridad, la respuesta a medias, el no hay que exagerar, no es para tanto. La plenitud en el Evangelio se llama santidad.

Y, cuando hablo de santidad, hablo de proceso, camino, dinamismo. Es propio de ella la mezcla de bondad y exigencia como aliento. Continuar y no volverse atrás. Poner la mano en el arado y no echar la vista atrás, hasta llegar a las puertas del paraíso, en la medida que se ha hecho el recorrido del amor, el servicio, la fraternidad y la solidaridad.

En el capítulo Jn 6, 24-35, en torno al pan, nos dice que el pan es vida, el pan fue un regalo de Dios a su pueblo en el desierto, el pan verdadero es el mismo Jesús.

“No trabajen por ese alimento que se acaba, sino por el alimento que dura para la vida eterna y que les dará el Hijo del Hombre… la obra de Dios consiste en que crean en aquel que Él ha enviado… la gente le preguntó a Jesús: ¿Qué signo vas a realizar Tú, para que lo veamos y podamos creerte?… Jesús les respondió: Yo les aseguro que no fue Moisés el que les dio el pan del cielo; es mi Padre quien les da el verdadero pan del cielo… Entonces, le dijeron: Señor, danos de ese pan. Jesús contestó: YO SOY EL PAN DE LA VIDA. EL QUE VIENE A MÍ, NO TENDRÁ HAMBRE Y, EL QUE CREE EN MÍ, NUNCA TENDRÁ SED” (Jn 6 24-35).

¿Difícil, verdad? Lo importante es llegar a Jesús que se nos presenta como el pan de la vida que, junto con el vino consagrado, realizan el sacrificio del Calvario en el tiempo y en el espacio.

Jesús, humilde, en la encarnación, dejó su condición divina. Ahora, deja su condición humana, para mostrarnos su presencia en el pan de la vida.

Creación… Encarnación… Consagración… Comunión… obra de un mismo Dios, que se nos ofrece para tener vida y para darla después. El mundo no será destruido porque, siempre, en algún lugar de la tierra, se está diciendo: “Tomen y coman todos de él, porque esto es mi cuerpo, que será entregada por ustedes. Tomen y beban todos de él, porque este es el cáliz de mi sangre, sangre de la alianza, nueva y eterna, que será derramada por ustedes y por muchos para el perdón de los pecados”.

Y esta es la fe, hecha sacramento, signo eficaz de amor y de santidad.

se pan. Jesús contestó: YO SOY EL PAN DE LA VIDA. EL QUE VIENE A MÍ, NO TENDRÁ HAMBRE Y, EL QUE CREE EN MÍ, NUNCA TENDRÁ SED” (Jn 6 24-35).

¿Difícil, verdad? Lo importante es llegar a Jesús que se nos presenta como el pan de la vida que, junto con el vino consagrado, realizan el sacrificio del Calvario en el tiempo y en el espacio.

Jesús, humilde, en la encarnación, dejó su condición divina. Ahora, deja su condición humana, para mostrarnos su presencia en el pan de la vida.

Creación… Encarnación… Consagración… Comunión… obra de un mismo Dios, que se nos ofrece para tener vida y para darla después. El mundo no será destruido porque, siempre, en algún lugar de la tierra, se está diciendo: “Tomen y coman todos de él, porque esto es mi cuerpo, que será entregada por ustedes. Tomen y beban todos de él, porque este es el cáliz de mi sangre, sangre de la alianza, nueva y eterna, que será derramada por ustedes y por muchos para el perdón de los pecados”.

Y esta es la fe, hecha sacramento, signo eficaz de amor y de santidad.

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