3 de julio de 2024

Unción de los enfermos, vida para la vida.

En los Evangelios, vemos a Jesús curando a los enfermos. Por la misericordia de Cristo Jesús, tenemos el sacramento de unción de los enfermos, que nos remite a la plenitud de la vida, porque es un gran don y gracia del Espíritu Santo, ya que le da, al fiel que lo recibe, fortaleza, paz, gozo y confianza, en un momento de debilidad física. “Es un sacramento especialmente destinado a reconfortar a los atribulados por la enfermedad.” (CIC 1511)

Es un sacramento de vida, porque le da fuerza espiritual al fiel, para enfrentar la enfermedad y buscar la sanación de su cuerpo o para prepararlo para poseer la vida eterna.

El obispo y los sacerdotes son los únicos que pueden administrar este sacramento, que consiste en orar por el fiel, siguiendo el “Ritual para la Unción de los Enfermos”, ungiéndolo, con el santo óleo de los enfermos, en la frente y en las manos. Este óleo es aceite de oliva consagrado por el Obispo el Jueves Santo en la catedral.

Solía llamarse “extremaunción”, pero la “unción de los enfermos” no es un sacramento solo para aquellos que están a punto de morir. Se puede recibir varias veces en la vida, se recomienda solicitarlo cuando se está enfermo, en edad avanzada, si el fiel va a ser operado; en las misas en que las parroquias lo organizan especialmente por la sanación de los enfermos y cuando hay peligro de muerte.

Es un gozo y una alegría, tanto para el que es ungido como para sus familiares, ya que ambos reciben consuelo y paz. Perdona los pecados, fortalece al paciente contra las tentaciones del maligno, especialmente el desaliento y la angustia por la muerte, da valor ante la enfermedad, la vejez, el proceso de curación, el miedo a la cirugía y los sentimientos que inquietan a la persona.

Dios, también, cura el cuerpo por medio de este sacramento, si es su voluntad.

Cabe mencionar que todos los sacramentos se administran libremente y no deben de ser impuestos por nadie. Si el fiel ya no puede solicitarlo, la familia puede buscar a un sacerdote de su parroquia. Es importante que todos ellos estén de acuerdo en que su familiar lo reciba.

María, Manantial de Salud, ruega por los enfermos.

Deja un comentario