26 de junio de 2024

Noticias de vida

Lo más sano y conveniente, como seguidores de Jesús, aún en este tiempo de pandemia, es que aprovechemos el llamado
tiempo ordinario en la liturgia. Tiempo para crecer, madurar y llegar bien a cada etapa de nuestra vida, a través del Evangelio.

Sí, tiempo ordinario, tiempo del Espíritu Santo, que nos va llevando a la verdad, tiempo de reposo del espíritu, tiempo de
curiosidad evangélica. Imagínate, al terminar la pandemia, habrá muchos doctores en Sagrada Escritura y Liturgia. Soy optimista.

Como aquel jefe de la Sinagoga, llamado Jairo, que fue con Jesús, para pedirle que tocara a su hijita que estaba muriendo, símbolo de que se estaba acabando la ilusión y la esperanza.

Optimista, como aquella mujer atrevida con la capacidad que le daba su enfermedad para romper “usos y costumbres”, leyes y
mandamientos y atreverse a tocar el manto de Jesús. Sí, Jesús tenía un manto que, por ser de Él, tenía la capacidad de curar.

Optimismo de la muchedumbre, que es capaz de apretujarse con tal de estar cerca de Jesús. Optimismo del mismo Jesús, que va comprendiendo que, en el Reino por Él iniciado, se trata de hacer el bien y hacerlo bien. A los que dan noticias de muerte, Jesús reacciona para dar noticias de vida por tener la capacidad de creer.

Curar es la condición para crear felicidad y, tratándose de felicidad y bienaventuranzas, Jesús descubre poco a poco el para qué salir de su Padre y venir al mundo.

Qué consolador es escuchar: “Dios no hizo la muerte, ni se recrea en la destrucción de los vivientes. Las criaturas del mundo son
saludables, no hay, en ellas, veneno mortal…” (Libro de la sabiduría).

Por su parte, San Pablo, recordando que hay hermanos muy necesitados, agradece la ayuda que les ofrecen, tratando de
lograr unas comunidades fraternas, que se ayudan unas a otras, constatando que Dios ama al que da con alegría.

Esta alegría se supone como consecuencia de la acción misericordiosa y curativa de Jesús. Sea, pues, Jesús, aquel que
llena este tiempo ordinario litúrgico de sentido, fuerza y amor.

Amén

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