8 de junio de 2025

La Biblia, palabra viva y actual de Dios

La Biblia es un conjunto de libros, escritos por hombres inspirados por el Espíritu Santo. Estos fueron escritos, en diferentes épocas y lugares, narran la manera en la que Dios se da a conocer, se manifiesta y se hace presente, a través de la historia y la vida del pueblo de Israel, llegando a su cúlmen con la venida de Jesucristo. Sus últimos libros narran el nacimiento de las primeras comunidades cristianas.

La Iglesia nos invita a leer, meditar y estudiar la Biblia, pues es una manera eficaz de conocer a Dios. Entre más conozcamos su palabra, más lo vamos a amar y más nos acercaremos a Él. Con cada versículo, aprendemos cómo Dios va revelándose a su pueblo a través de la historia, personajes y eventos.

Cuando se tiene el hábito de leerla, meditarla y estudiarla, Dios también se nos va revelando, pero de manera más íntima y personal. ¿Qué obtenemos al leer la Biblia? 

  • Leyendo y estudiando los libros de la Biblia, se comprende la unión íntima entre el Antiguo y el Nuevo Testamento. Cómo Jesucristo lleva a plenitud las promesas de salvación, que Dios Padre le anunció a su pueblo, desde Adán y Eva; y cómo, después de que Cristo subió a los Cielos, el Padre no nos ha dejado solos, pues contamos con la presencia continua del Espíritu Santo, desde Pentecostés, hasta nuestros días.
  • La Biblia es la Palabra de Dios mismo, quien habla directo al corazón; por eso, es un medio eficaz de conversión.
  • La Biblia es Palabra confiable, sin importar en qué época o lugar se lea pues da respuesta a los cuestionamientos que el hombre siempre ha tenido sobre sí mismo, sobre su relación con los demás y su relación con Dios.
  • Por la Biblia, conocemos quién es Dios, cómo son el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo.
  • En ella, está escrito lo que Dios quiere para cada una de sus criaturas.
  • Nos podemos identificar o seguir el ejemplo de las historias que se narran sobre hombres, mujeres y hasta pueblos enteros; algunos santos y otros pecadores, y ver cómo Dios les sale a su encuentro, siempre, acompañándolos e invitándolos a la conversión.
  • Ver cómo Dios ama a sus hijos, antes y después de pecar, pues los ama por quiénes son y no por lo que hacen.

Los invito a que se acerquen a la Palabra de Dios y averigüen si, en su parroquia, hay cursos o conferencias sobre la Biblia. Les garantizo que no se van a arrepentir.

https://www.vatican.va/archive/hist_councils/ii_vatican_council/documents/vat-ii_const_19651118_dei-verbum_sp.html

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