por Nació en Londres el 6 de febrero de 1478. Teólogo político, pensador, humanista y escritor.
Estudio literatura y filosofía, a los 16 años inició sus estudios de derecho. Años mas tarde fue elegido miembro del Parlamento y Undersheriff de Londres. Reconocido por sus conocimientos legales y por ser un hombre recto, justo, alegre, jovial y sumamente caritativo. Entre sus escritos están: su obra maestra Utopía y los libros de divulgación en contra de las herejías.
Defendía a las mujeres, ante la sociedad, pues debían recibir la misma educación que los hombres, algo inusual en su época.
En esos días, Enrique VIII había solicitado al Papa Clemente VII la anulación de su matrimonio, con Catalina de Aragón, para casarse con Ana Bolena, quien se opuso respondiendo con la excomunión del rey. Enrique VIII, desconoció al Papa y se autoproclamó Jefe Supremo de la Iglesia, en Inglaterra.
Tomás, confirmó valientemente su lealtad al Papa por lo que fue arrestado. Permaneció en la Torre de Londres durante 15 meses, donde escribió algunas de sus obras espirituales.
El 1 de julio de 1535 fue acusado de traidor, por no reconocer en el Rey el título de jefe supremo de la Iglesia de Inglaterra. Durante su juicio, Tomás fue su propio defensor. Fue ejecutado y su cabeza hervida, clavada en un palo y exhibida en el puente de Londres.
En el año de 1886 fue beatificado por el papa León XIII, y en el año de 1935 fue canonizado por el papa Pío XI como mártir. En el año 2000, San Juan Pablo II lo declaró el santo patrón “de estadistas y políticos”. Y desde 1980 la iglesia lo recuerda como mártir de la Reforma.
Encomendemos especialmente en estos tiempos, a nuestros gobernantes y políticos a este mártir y santo, para que los guíe e ilumine en el Espíritu Santo por el bien de nuestro país y de todos sus habitantes.
