5 de julio de 2024

Corazón de Jesús

Empiezo, mi Jesús, la oración, en este mes de junio, contemplando tu corazón que tanto nos ama. Ese corazón abierto a la admiración agradecida, por este amor que nos has manifestado y nos entregas a lo largo de toda la historia: “Aprendan de Mí, que soy manso y humilde de corazón y encontrarán descanso para sus almas” (Mt 11, 29).

¡Desde cuántas situaciones, sentimientos, necesidades, padecimientos, agradecimientos, podemos contemplar tu Sagrado Corazón! Tú, seguramente, me seguirás animando para que el mío sea como el tuyo y, esto, me llena de gratitud y esperanza.

¡Tu corazón, Jesús, es manantial de vida nueva, invitación permanente al amor hasta la entrega total, hasta la necesaria transformación! Nos dices que debemos ser genuinos, no actuar solo para impresionar, para ser elogiados, para ser considerados superiores y dignos de veneración. Todo esto va en contra de los sentimientos humildes de tu corazón.

Sentado, frente a las alcancías del templo, viste cómo muchos daban mucho, pero de lo que les sobraba. Por otra parte, una viuda pobre se acercó sin alarde, con un corazón inmenso, y dio dos moneditas de muy poco valor. Tu mirada, Jesús, descubrió en ella un corazón lleno de amor, porque había dado todo cuanto tenía para vivir: un corazón habitado por Dios en el amor y la confianza. Estoy seguro de que tu providencia y buen corazón se encargaron de ella.

Mi Jesús, todo lo mío te pertenece. Lo tengo porque son los talentos que me has dado, para ponerlos al servicio de los demás. No quiero nada en mí que no sea tuyo: vida, salud, vocación, comunidad, proyectos, disponibilidad para el servicio, alegría permanente al descubrir en mí lo mejor de ti, o sea, todo tú y, en ti, lo mejor de mí. 

Recuerdo una de tus bienaventuranzas: “Felices los limpios de corazón, porque ellos verán a Dios” (Mt 5,8). Descubrirte, a cada instante, en cada uno de mis hermanos, con una mirada limpia, sana y llena de gratitud y amor, tratando de responder a la realidad de un mundo que requiere con urgencia tu palabra y que intenta convencer por la vida, reprender con humildad, exhortar con amor y vivir con coherencia y autenticidad, agradándote en todo.

Y, si a alguien tengo conmigo para llegar a las fibras más delicadas de tu Corazón, es tu Santa Madre, que recorrió con amor todos y cada uno de los sentimientos y vivencias de tu corazón. 

Deja un comentario