8 de junio de 2025

Un nuevo mundo

Caminábamos por fuego, pensando que era agua

Brincábamos a ciegas, sin ver dónde caíamos 

Soñábamos, sin darnos cuenta que nuestra casa colapsaba 

Hasta que nos vimos obligados a ver que nada era lo que creíamos.

Un abrazo nunca fue rodear a alguien con tus brazos,

sino la forma de manifestar el deseo de querer tener a alguien, por siempre a tu lado.

Hacer tiempo para reflexionar, nunca fue procrastinar, sino la presentación más sabia de la productividad. 

Ser familia, nunca fue tener la misma sangre corriendo por las venas,

sino llevarle siempre luz a aquellos que viven en las tinieblas.

Ser libre, nunca fue caminar descalzo en la arena, sino correr dentro de un cuarto, simplemente con las historias que vives en tu cabeza. 

Caminábamos por fuego, pensando que era agua

Brincábamos a ciegas, sin ver dónde caíamos 

Soñábamos, sin darnos cuenta que nuestra casa colapsaba 

Hasta que nos vimos obligados a ver que nada era lo que creíamos.

Entonces, entendimos que un amanecer no era el efecto de la naturaleza, 

sino el arte de la esperanza animándonos a vivir con fortaleza.

Entendimos que la unidad no es caminar agarrados de la mano, 

sino ayudar al de junto, aunque no lo conozcamos. 

Y al entender esto y ver que el agua era fuego,

que, al brincar, estábamos cayendo en un pozo,

y, al soñar, pensábamos en un futuro cadozo,

nos dimos cuenta que podíamos vivir en un mundo donde los abrazos fueran eternos,

la reflexión, una constante, 

la familia, nunca un menester,

y, la libertad, siempre andante. 

Así, empezamos cada uno de nuestros días con fortaleza por los colores del amanecer.

Así, tuvimos siempre una mano en la cual apoyarnos a la hora del atardecer.

Y, así, vivimos en ese mundo al que siempre estuvimos destinados, pero del que nos habíamos durante tanto tiempo, mantenido apartados. 

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