5 de julio de 2024

Crucifixión y muerte de Jesús.

Después de la oración en el huerto de los Olivos, de vivir el abandono de sus discípulos, a quienes les pidió no durmieran y lo acompáñaran a orar; de pasar una agonía en la cual sudó sangre, Jesús fue atrapado como un malhechor, entregado por Judas, uno de sus discípulos que lo traiciona por treinta monedas de plata.

Sin esperar nada a cambio, Jesús, nuestro Dios hecho hombre, dio su vida por ti, por mí, por toda la humanidad: La muestra más grande de amor, al crear un puente de luz, fe, esperanza e infinita misericordia entre su Padre y todos nosotros; cambiando así, el pensamiento de un Dios castigador, por un Dios que todo lo da, hasta el extremo de entregar a su propio hijo por nuestra salvación.

Claramente se escuchó, que estando en la cruz decía: “Padre perdónalos, por que no saben lo que hacen”. Todo esto, después de haber sido torturado, burlado y clavado en la cruz.

A sus pies se encontraban María su madre, María la mujer de Cleofás y María Magdalena. Cuando vio a su Madre y a su lado al discípulo a quien amaba, dijo a su Madre: ¨¡Mujer, ahí tienes a tu hijo!¨. Luego, dijo a su discípulo: ¨¡Ahí tienes a tu madre!¨. Y desde aquella hora el discípulo la recibió como suya. ( Jn 19,26-27 ).

Después expiro, diciendo: “Padre en tus manos encomiendo mi Espíritu”.

Jesús, no solo murió en la cruz por nosotros. Su amor es aún más grande de lo que podemos imaginar, ya que nos dejó un regalo maravilloso en la presencia de su Madre, que ahora y por siempre cuida y vela por nosotros, hasta la eternidad.

¨María, madre de gracia y de misericordia gracias por amarnos, tu también hasta el extremo y aceptar ser nuestra Madre Santísima¨.

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