8 de julio de 2024

Getsemaní: un Dios humilde.

“Dios está tan loco de amor que se hizo hombre, o ¿tú te harías hormiga por amor a las hormigas” – Hermana Glenda.

Dios amo tanto al mundo que se hizo hombre, ahora en la Semana Santa el mundo recuerda el acto más grande de Dios hacía el mundo: la entrega de su único hijo. Algo increíble de encontrar, esta semana, son los pequeños detalles donde se ve como Jesús -Dios hecho hombre- se prepara para amarnos.

Esta preparación comienza desde la cuaresma, 40 días donde Jesús se retira al desierto. Para no recorrer todas las preparaciones de Jesús, me gustaría platicarte de Getsemaní donde Jesús se muestra como un Dios y hombre humilde.

Recordemos un poco de Getsemaní: Jesús -al igual que en el desierto- necesita un momento para prepararse para el momento de su existencia, su misión en esta tierra: la salvación del mundo. Pero, eso no es todo, Jesús tiene miedo “y estando en agonía, oraba más intensamente; y era su sudor como grandes gotas de sangre que caían a tierra” (Lucas 22:44).

En estos momentos de agonía Jesús podría haber llamado a un ejercito de Ángeles para ayudarle, sin embargo, ¿recuerdas a quién elige? “y se llevó a Pedro y a los dos hijos de Zebedeo y comenzó a entristecerse y a sentir angustia” (Mateo 26: 37). Jesús, Dios hecho hombre, elige a 3 hombres para que le acompañen en su agonía, elige a dos amigos que le ayuden a orar para poder cumplir la voluntad del padre, de su padre. En su humildad renuncia a su posición como el hijo único de Dios y acepta la compañía -como lo hizo en toda su vida- de nosotros; ¿cómo responden ellos? Se quedan dormidos.

Hoy, en Getsemaní te invito a pensar ¿Cuántas veces Dios te ha acompañado cuando has tenido miedo? Antes de un examen, antes de un trabajo nuevo, durante un examen médico, durante la espera de noticias importantes… la lista es infinita ¿no crees? Hoy en Getsemaní Dios tiene un ejercito que puede ayudarle a vencer el miedo que tiene, sin embargo, te elige a ti para ayudarle a su hijo acompañándolo en oración, Dios se vuelve tan humilde, tan pequeño, tan hormiga y te dice “te necesito a ti, acompáñame”.

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