8 de julio de 2024

La Entrada Mesiánica de Jesús a Jerusalén

Cuando se acercaron a Jerusalén, Jesús les pidió, a dos de sus discípulos, que consiguieran prestado un asno, diciendo: el Señor lo necesita y después lo devolverá. Los discípulos así lo hicieron pusieron en el burrito los mantos de Jesús para que se montara en él.

Lo seguía una multitud con ramas y palmas que gritaba:¡Hosanna al Hijo de David;

Bendito el que viene en el nombre del señor; hosanna en las alturas!

Al entrar, Jesús en Jerusalén, la gente alborotada se preguntaba, ¿Quién es este?

y les contestaban: ¨Este es el profeta Jesús, el de Nazaret de Galilea¨. (Mt 21.6-10)

El pensar en Jesús, hijo de Dios, entrando a Jerusalén montado en un burrito, no suena lógico, ya que, si realmente era El Rey de los Judíos, lo adecuado habría sido que entrara montado en un caballo, mostrando a los demás su grandeza y poderío. Jesús, es el Rey, pero de otro mundo, todo lo contrario a la figura de los reyes a la que estamos acostumbrados los seres humanos.

Desde que comenzó su misión, Jesús nos invita a transformar nuestro corazón, no solo nuestras costumbres o modas.

Hagamos conciencia, desde lo más profundo de nuestro ser,  de lo que hacemos y que las razones que nos muevan estén basadas en el amor y la entrega, y no en el egoísmo y la soberbia. Jesús en su caminar por este mundo, se encontró con personas dispuestas a dejarlo todo y seguirlo a Él.

Este domingo de Ramos, Jesús entra a Jerusalén al igual que a nuestros corazones, dándonos la oportunidad de seguirlo día a día, de ser uno con Él y en Él, para que su misión de un fruto eterno que no morirá, como el grano de trigo.

Sigámoslo, hoy y siempre, para que nuestra vida, basada en su muerte y resurrección, 

dé fruto permanente en nuestras acciones y en nuestros corazones.

                          ¨Sagrado Corazón de Jesús en Ti confío infinitamente¨

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