“Me levanté, te tomé de noche, mi Niño, y a tu madre y me retiré a Egipto; y estuve allí hasta la muerte de Herodes, para que se cumpliera lo dicho por el Señor por medio del profeta: “De Egipto, llamé a mi hijo”.
“Y escribo esto para recuerdo y para hacer comprender que la fe es entrar al proyecto de Dios que se va conociendo día a noche, noche a día. No diré más. Entraré de nuevo en mi silencio. Mi Niño crece y es mi responsabilidad que crezca sano y fuerte porque le espera una gran misión”.
José, el soñador y padre de Jesús.
—-
“El árbol bueno da buenos frutos”, dijo Jesús un día. Nada más ver a Jesús podemos valorar, admirar y tratar de imitar a su buen padre, José.
Oración:
SUÉÑAME, JOSÉ, EN TU SUEÑO,
abierto al querer del Padre amado.
Suéñame también esperando,
a tu Hijo, por sorpresa esperado.
Suéñame siendo uno contigo,
recibiendo a Jesús de tu regazo.
Viviendo siempre al abrigo
de acogerlo también entre mis brazos.
Suéñame, José, soñando contigo…
Suéñame soñando sin descanso.
sergiogarcia, admirador y soñador como José.