5 de julio de 2024

Vaticano: Año de San José

En el 150 aniversario, en que San José fue declarado “Patrono de la Iglesia Universal”, el Papa Francisco, en su Carta Apostólica “Patris Cordis”, proclamó el año del padre terrenal de Jesús. Destacó el papel central de José en la historia de la humanidad. Declarado, por varios de sus predecesores, como “patrono de la Iglesia católica”, “patrono de los trabajadores”, “custodio del Redentor” y, por el pueblo, como “patrono de la buena muerte”

Francisco expresó que, “José, con corazón de padre, amó infinitamente a Jesús y llevó a cabo la misión que la Providencia le confió. Fue un humilde carpintero (cf. Mt 13,55), desposado con María (cf. Mt 1,18; Lc 1,27), hombre justo (Mt 1,19), dispuesto a hacer la voluntad de Dios, obedeciendo su ley (cf. Lc 2,22.27.39) y los cuatro sueños que tuvo (cf. Mt 1,20; 2,13.19.22)”. 

En estos meses de pandemia, en medio de esta crisis que golpea nuestra vida, personas comunes, “que no aparecen en portadas de diarios y de revistas, ni en las grandes pasarelas, están escribiendo hoy los acontecimientos decisivos de nuestra historia: Cuántos médicos, enfermeros, encargados de reponer los productos en los supermercados, limpiadores, cuidadores, transportistas, fuerzas de seguridad, voluntarios, sacerdotes, religiosas y tantos otros que han comprendido que nadie se salva solo. Cuánta gente, demostrando paciencia e infundiendo esperanza, ha sido cuidadosa para no sembrar pánico sino corresponsabilidad. Cuántos padres, madres, abuelos, docentes muestran a nuestros niños cómo enfrentar y transitar esta crisis, readaptando rutinas, levantando miradas e impulsando la oración. Cuántas personas rezan, ofrecen e interceden por el bien de todos”. Un reconocimiento y gratitud a todos ellos, expresó.

El Papa nos comparte su reflexión sobre este hombre, tan cercano a nuestra condición humana. San José, el hombre que pasa desapercibido, el hombre de la presencia diaria, discreta – un intercesor, un apoyo y una guía en tiempos de dificultad – nos recuerda que muchas personas pasan desapercibidas, pero tienen un protagonismo sin igual en la historia de la salvación. 

Al finalizar, nos invitó a que crezca el amor a este gran santo, imitar sus virtudes, implorar su intercesión y la gracia de las gracias: nuestra conversión.

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